Sábado, 4 de julio de 2015
MENSAJE EXTRAORDINARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO.
TRANSMITIDO PARA LA 24.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA,
EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN
Hijos y compañeros Míos:
Veinticuatro constelaciones de este universo, representadas por los Señores de Adonai, los más sabios y humildes entre los sabios, hoy descienden junto al Redentor de todas las cosas imposibles. Descienden para prepararlos para el día del aniversario de las Maratones de la Misericordia, en el mes de agosto de este año.
En ese momento, un ciclo cerrará para todos ante el Universo Celestial y uno nuevo comenzará a para todos los que hayan correspondido a la Voluntad de Dios sea cual fuere el lugar del mundo donde se encuentren.
Es por esta causa bendita, que hoy Me muestro a todos ustedes sudando sangre y agua desde cada parte de Mi Cuerpo Glorificado, porque la tensión divina es muy grande al ver que muchos de ustedes aún deciden por sus propias vidas, olvidando fácilmente el Sagrado Espíritu de Mi Soberana Voluntad.
Hoy vengo para pedir, en nombre de todos, el Perdón de Dios por vuestra insistencia en querer hacer la propia y mezquina voluntad humana.
Pero muchos de vuestros hermanos, los más simples, colman Mi Corazón y Me animan a seguir guiándolos hasta que puedan ver la gran necesidad divina de responder a Mis pedidos.
Necesito, hijos, que recapaciten y que Me puedan reconocer en los diferentes maestros que Yo, con tanto amor, les he colocado en el camino para que pudieran aprender.
¿Los han reconocido internamente? Los maestros con quienes conviven, día a día les enseñan sobre las cosas que aún no saben y las que todavía no están claras dentro de ustedes.
¿Los han podido ver con el corazón? Ellos son vuestros hermanos.
Sé que muchos no consiguen creerlo ni verlos como maestros que les enseñan a amar de verdad el Plan de Dios y a amar menos vuestros propios y pequeños planes.
Por eso he pedido en el universo del amor, de la unidad y de la fraternidad que los veinticuatro Maestros, los más sabios, los que guían gran parte de Mi Plan Redentor, vinieran hoy Conmigo para ayudarlos a comprender con el corazón y no con la mente concreta, que ustedes deben ver más que nunca la Gran Voluntad de Adonai.
No quiero que ninguno de ustedes sea como Judas, que en el momento de mayor debilidad y fracaso cambió el Amor del Universo por treinta y tres monedas de oro. Mi Poder Soberano vale mucho más que eso; dichoso de aquel que lo sabe reconocer en esta hora crítica.
Por eso, en verdad les digo, que después de veinticuatro Encuentros de Oración y de Misericordia algo ya debería estar diferente en ustedes.
¿Dónde quedó Mi caudal? ¿En qué lugar de ustedes lo colocaron?
Queridos compañeros, los tiempos se volverán cada vez más difíciles porque la humanidad entera se resiste y no quiere cambiar. Ya algunos de vuestros hermanos Me han dado la espalda y solo escuchan su propio yo inferior.
¿Qué más podré hacer sino esperar que el Juicio llegue?
Sean en Mí y no se perderán. Renueven vuestra fe para que deje de ser apariencia. Los necesito, por eso nuevamente he venido para pedirles vuestra fidelidad y amor entre ustedes.
Estas ya son Mis últimas palabras; no hagan como en Kibeho, escuchen con el corazón. Yo no hablo para ninguna mente. Cuando consigan escucharme con el corazón, Mis palabras serán pura energía en vuestras vidas.
Que esta Maratón sea una renovación de la fe y de la hermandad, así estarán preparados para recibirme en el mes de agosto, cuando Mi Faz Glorificada se presentará con Amor y Misericordia para todos.
Bajo la Piedad Insondable que proviene de Dios, sean bienaventurados.
¡Gracias por escucharme de corazón!
Vuestro Salvador, Cristo Jesús.
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