OBJETIVO DEL SÍNODO: DESTRUIR LA IGLESIA POR COMPLETO.
Todos han perdido el tiempo estando atentos al viaje del usurpador a Cuba y EE.UU, y todos perderán su tiempo esperando algo bueno en el falso Sínodo que comienza ahora.
«Mis enemigos se reúnen, y se levantarán contra Mí y Mi Iglesia Fiel» (Jesús a un alma escogida): esto es ese falso Sínodo. Ahí se van a reunir los enemigos de Cristo para levantarse, con orgullo, con soberbia, contra Cristo y Su Iglesia.
«Mis enemigos se reúnen»
Jorge Mario Bergoglio es enemigo de Cristo y de la Iglesia Católica. El líder, la pieza clave para que todo el aparato masónico pueda moverse libremente en las Alturas de la Iglesia.
Pero, también son enemigos de Cristo, todos los demás que tienen a Bergoglio como papa.
Enemigo de Cristo es aquel que obedece a un hereje en la Iglesia.
Enemigo de Cristo es aquel que, versado en la tradición y en el magisterio de la Iglesia, los tuerce sólo para complacer la mente del hereje.
Enemigo de Cristo es aquel que conociendo la herejía de Jorge Mario Bergoglio lo declara papa de la Iglesia Católica.
«Mis enemigos se reúnen»
Cristo no estará en el centro del Sínodo. La Verdad ha desaparecido de la Iglesia. Sólo queda la mentira promulgada por la mente del usurpador.
El Espíritu Santo no puede soplar en aquellas almas sacerdotales que no saben discernir a un hereje en la Iglesia. Los Obispos tienen el poder de excomulgar a Bergoglio y no lo hacen. No esperen que el Espíritu de la Verdad esté en las bocas de esos Obispos.
El centro del Sínodo: la mente de Jorge Mario Bergoglio. Y todos dando vuelta al contenido de esa mente llena de errores, de oscuridades y de ambigüedades.
Todos han caído en el hechizo del espíritu del Falso Profeta. Están aprisionados en su mente humana, y sólo pueden abrir sus bocas para bendecir a un hereje en la Iglesia. Sólo saben aplaudir la maldad que ese hombre obra públicamente.
«Mis enemigos se reúnen»
Van a destrozar a Cristo y a Su Iglesia en el Sínodo.
Y, al final, se verán los aplausos de toda la Jerarquía hacia el impío, hacia su maniobra, aceptando la maldad que trae esta obra demoniaca.
En el Sínodo está todo amañado. Lo que va a suceder es sólo una pantalla exterior para dar publicidad a la doctrina impía en la Iglesia, que ya está siendo preparada.
Una treintena de personas están elaborando el documento final del Sínodo en la que se legisla el pecado en la Iglesia.
Todos los Cardenales, Obispos, se reúnen bajo la mente de un hereje, bajo su dictadura, su autocracia.
Por lo tanto, no van a poder ejercer el Magisterio de la Iglesia porque estarán unidos bajo un hombre que no es el Romano Pontífice. Un hombre que sólo busca, en la Iglesia, la gloria para sí mismo. Un hombre que los ha engañado en todo y que sólo vive para engañar a la Iglesia.
Lo que saldrá, por tanto, de esa reunión será siempre el error, la mentira, la duda y la clara herejía.
A ese falso Sínodo no se va a deliberar y a decidir sobre temas eclesiásticos, sino sobre asuntos que son inaceptables para la Iglesia Católica.
Se reúnen para tratar lo que es ya herejía, lo que no tiene vuelta de hoja, lo que no se puede obrar sin violentar claramente los mandamientos divinos.
«.. abrirá las puertas de la Iglesia a todo pecador, a todo soberbio que contradice Mis Leyes y Decretos Divinos, acomodando sus leyes a su propia conveniencia, pisoteando así Mi Ley Divina y Mi Autoridad» (Jesús a un alma escogida).
El resultado carecerá, como todo lo que hace Bergoglio en la Iglesia, de valor divino, porque será sólo ratificado por una potestad humana, que es el gobierno horizontal impuesto por Bergoglio en la Iglesia, un organismo externo que, por sí mismo, produce el cisma en la Iglesia.
Comienza el cisma oficial en la Iglesia:
«El 4 de octubre 2015, en memoria a este Santo y Mártir de Mi Pasión [San Francisco de Asís]… se abrirá un sello dentro de Mi Iglesia… a fin de que se manifieste, abiertamente, el espíritu de Impiedad, que hasta ahora se ha ocultado a muchos: el espíritu de la Mentira, el espíritu de la Gran Apostasía, que dará abiertamente el inicio en la preparación de la destrucción de Mis Leyes, por el espíritu de Impiedad y del Mal, que obra ya en todos Mis enemigos, que buscan -y se han propuesto- destruir a Mi Iglesia, desde la más Alta Jerarquía, el obispo de Roma y sus seguidores».
En esa reunión se va a manifestar abiertamente el espíritu de la Impiedad, que es el espíritu propio del Impío, del Falso Profeta y del Anticristo.
El hombre impío es el que desprecia a Dios y a su Ley, combatiendo con un poder humano la Autoridad Divina.
El hombre impío es hostil a Dios, persigue la Verdad, la ataca de muchas maneras, hace propaganda del error y de la mentira, con el sólo fin de aniquilar toda verdad.
Ese espíritu de impiedad «hasta ahora se ha ocultado a muchos», porque se necesitaba tiempo para ir haciendo la nueva doctrina, las nuevas leyes, el nuevo credo. Mientras tanto, se entretenía a las masas con la oratoria magistral de Jorge Mario Bergoglio.
Una oratoria que es propia de la sabiduría diabólica, aprendida en el mundo y ejercida, durante años, en la Iglesia, arrastrando consigo a muchas almas hacia la perdición eterna.
Ahora, ha llegado el tiempo de quitarse la careta, de que todos contemplen las verdaderas intenciones de aquel que se hace llamar papa sin serlo. Todos verán su traición.
Y son ellos mismos los que lo van a hacer. Tienen que hablar claro porque ya no pueden ocultar más el desastre que se vive en toda la Iglesia. Desastre que ellos mismos ha obrado y que ya ha dado su fruto perfecto en el mal.
Ese espíritu de impiedad «dará abiertamente el inicio en la preparación de la destrucción de Mis Leyes»: después del Sínodo comenzarán a sacar leyes que destruirán las leyes de la gracia, las leyes divinas y las leyes naturales.
Los Sacramentos experimentarán una involución: se introducirán elementos nuevos y extraños, que romperán la esencia del Sacramento y lo acabarán por anular en la misma Iglesia. Lo último que desaparecerá será la Eucaristía con la aparición de la nueva jerarquía, en donde la mujer tendrá parte esencial en ella.
Los Mandamientos de Dios serán anulados completamente, dándose una nueva interpretación más conforme a las necesidades de la gente. Del pecado se dirá que ya no existe, y que lo único que hay que valorar en la Iglesia es la persona humana, con sus ideas, sus vidas, sus obras.
Todos los pecadores podrán acceder a todos los Sacramentos sin necesidad de quitar el óbice del pecado. La confesión sólo será un tribunal psiquiátrico, en donde se enseñará a la persona a ser más humana y a buscar en su vida la felicidad natural.
Se impondrán leyes contra natura, inventándose el matrimonio de los homosexuales, y dando valor a los pecados de impureza más comunes, como la masturbación y el onanismo. Se enseñará que el sexo es sólo una función orgánica del hombre. Y se educará a los niños en toda impureza carnal.
¿Qué cree la gente que buscan en el Sínodo la Jerarquía?
«… buscan -y se han propuesto- destruir a Mi Iglesia, desde la más Alta Jerarquía, el obispo de Roma y sus seguidores».
¡Déjense de falsas esperanzas!
Se han propuesto destruir la Iglesia. Y no hay otro camino. No hay otra solución. No hay punto de retorno.
«Caminamos como Iglesia hacia una renovación profunda y global… Los misioneros, los evangelizadores… son los primeros en darse cuenta de los insuficientes que son las formas de acción tradicionales… El papa [Francisco] quiere llevar la renovación de la Iglesia a un punto de no retorno» (Cardenal Oscar Madariaga).
Destruir el magisterio auténtico de la Iglesia: los dogmas, los Sacramentos, la liturgia.
Ya ha sido anunciada la venida del hombre impío, «que se opone y se alza contra todo lo que se dice Dios o es adorado, hasta sentarse en el Templo de Dios y proclamarse dios a sí mismo» (2 Ts 2, 4).
Estas Palabras Divinas han quedado en el olvido de muchos católicos que se han vuelto paganos dentro de la Iglesia, y que no son capaces de discernir los Signos de los Tiempos: no ven la apostasía que hay dentro de la Iglesia.
Están aplaudiendo las obras de pecado de un hombre que sólo habla lo que encuentra en su mente humana.
Lo están llamando papa sabiendo que ni habla ni obra como un papa.
Lo están defendiendo conociendo que es el primer culpable de la situación actual de la Iglesia.
«El misterio de iniquidad ya está en acción» desde el principio de la historia, cuando Adán despreció, como un hombre impío, el mandamiento de Dios.
Adán quiso ser dios:
«… es que sabe Dios que el día que de él comáis se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal» (Gn 3, 5).
Y Dios lo expulsó del Paraíso:
«He aquí al hombre hecho como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; que no vaya ahora a tender su mano al árbol de la vida, y comiendo de él, viva para siempre. Y le arrojó Yavé Dios del jardín de Edén» (Gn 3, 22.23).
Esta impiedad de Adán se repite constantemente en toda la historia del hombre, obrando Dios con el hombre Su Justicia.
Esta impiedad se ve en Jorge Mario Bergoglio: quiere ser como dios. Quiere decidir por sí mismo lo que es bueno y lo que es malo. Quiere sus leyes de la gradualidad en la Iglesia.
Y se reúnen con él, en el falso Sínodo, para asestar el golpe definitivo a la Iglesia Católica.
«… se abrirá un sello dentro de Mi Iglesia…»: la apertura de un sello significa la obra de la justicia divina.
«El primer sello es la apostasía, vista no solo entre los no creyentes, sino entre aquellos que profesan conocerme y aquellos que públicamente proclaman su amor por Mí. Este es el momento cuando la verdadera fe será torcida, cuando ustedes Mis hijos, son presentados con una doctrina diluida, la cual es un insulto a Mis enseñanzas. Les digo, hijos, que cuando vean creencias falsas nuevas y doctrinas religiosas surgir, sabrán que este es el tiempo para que primer sello sea revelado» (MDM, 7 marzo 2012).
La apostasía está en la Iglesia desde hace 50 años, obrada por la Jerarquía masónica en contra de todos los Papas.
Pero, ahora, lo que se abre en la Iglesia es la Gran Apostasía que la misma cabeza que gobierna la Iglesia obra oficialmente, sin la careta de buena persona que no ha roto un plato, como ha sido presentada hasta ahora. Una cabeza que es masónica y que ha puesto a su gente en todas las diócesis, con el único propósito de destruir la Iglesia Católica.
En este falso Sínodo, la doctrina de la fe será totalmente torcida con la aparición de una nueva doctrina que será impuesta a todos. Una doctrina que contiene todas las herejías de todos los tiempos, presentadas con una palabra ambigua, hermosa para la mente, pero errada en la inteligencia.
Y esta falsa doctrina revela que una nueva iglesia se está levantando a los ojos de todos, oficialmente, en el Vaticano.
La nueva iglesia necesaria para mostrar el nuevo orden mundial, que tiene que ser, ante todo, de carácter religioso, no político.
Los hombres viven según una idea religiosa, no según una idea política. Hay que unirlos a todos en un mismo lenguaje religioso que contenga todas las ideas religiosas.
Es el comienzo de las profecías:
«En el momento de esta tribulación un hombre, elegido no canónicamente, se elevará al Pontificado, y con su astucia se esforzará por llevar a muchos al error y a la muerte» (Opúsculo del Seráfico Patriarca Francesco D´Assisi).
Esta profecía es para estos Últimos Tiempos, para nuestros días.
El Falso Profeta estuvo detrás en la elección de Jorge Mario Bergoglio. Es tiempo de que aparezca, de que dé la cara. Es tiempo de un hombre inteligente, que no necesita a un grupo de herejes para poner una doctrina, sino que comande ese mismo grupo con su inteligencia.
Bergoglio se ayuda de intelectuales herejes para gobernar. Y, por eso, produce escándalo cuando habla. Predica lo que otros le dicen, pero no sabe argumentar lo que predica. Todos ven su ambigüedad en sus palabras. No ven inteligencia, lógica. Siempre se necesita a otro que interprete sus palabras.
Tiene que aparecer el verdadero Falso Profeta, el que lo mueve todo. Porque ya no hay que entretener a las masas, que ha sido la misión de Bergoglio. Ya las masas han sido arrastradas al error. Ahora, es necesario sellarlas en el error: darles una doctrina que puedan poner en práctica con leyes específicas.
Bergoglio sólo ha dado su discurso y, sólo al final, ha sabido romper la ley canónica del matrimonio con leyes abominables: un motu proprio que otros han hecho por él.
«Mis enemigos se reúnen, y se levantarán contra Mí y Mi Iglesia Fiel. Con grandes engaños y seducciones abrirán las puertas de Mi Iglesia, contradiciendo Mis Leyes, e imponiendo su palabra mentirosa y de engaño sobre Mi Palabra Santa y Verdadera, sus decretos humanos contra Mi Ley y Decretos Divinos, que son inmutables. Llevarán, a muchos, a la confusión, habiendo logrado seducir los corazones de muchos, y confundiendo sus entendimientos, para que no reconozcan más la Verdad y Mi Ley».
Es el tiempo del traidor, que entrega la Iglesia al Falso Profeta, para que lo destruya todo y levante la Iglesia que necesita el Anticristo para aparecer.
Con esta iglesia que se ve es imposible que aparezca el hombre impío. Hay que llevar a esta iglesia al punto de no retorno. Por eso, es necesario un cambio en el gobierno de la Iglesia. Hay que hacer que ese gobierno horizontal actúe más claramente en toda la Iglesia. Que no sólo sea un grupo de ayuda, exterior al gobierno, sino que gobierne realmente en la Iglesia.
Hay que poner una cabeza que no hable con ambigüedad, que no entretenga, sino que instruya con su inteligencia a todos. Inteligencia pervertida en el mal. Bergoglio es sólo el vividor de esa vida pervertida, pero no sirve para gobernar, para ser cabeza inteligente. Sólo ha servido para crear confusión, división, que es lo único que se quería.
Todo lo que ha hecho Bergoglio no es por su autoridad, sino por imposición de otros. Él es sólo un juguete de la masonería: el pelele de turno que tiene que dar la cara al público, mientras otros hacen y deshacen en lo oculto. Así siempre trabaja la masonería: ponen al que todos miran para distraer de lo que verdaderamente ocurre.
Ahora, es el tiempo de romper oficialmente la Iglesia. Ya no es el tiempo de entretener a la masa. Por eso, es el tiempo de la verdadera persecución: quien no acepte esa nueva doctrina, ese nuevo credo, será excomulgado oficialmente. Ellos caerán en su misma trampa: hablan de misericordia con todos, pero no tienen ninguna misericordia con los que siguen la verdad absoluta.
Toda la Iglesia que ha contemplado a Bergoglio como papa, que lo tiene como tal, caerá en la trampa del Sínodo:
«Los necios caerán en el engaño, y serán parte de ese rebaño, que no es guiado por el Espíritu Santo, sino por el espíritu del Engañador, del Precursor del Anticristo, de la primera Bestia que prepara el camino a la segunda Bestia, el Anticristo» (Jesús a un alma escogida).
Esa Jerarquía necia, esos fieles estúpidos, incapaces de discernir la verdad de la mentira, son los que van a levantar la nueva iglesia, serán parte de ese rebaño, siguiendo al Falso Profeta que señala al Anticristo.
Por eso, como dice San Francisco de Asís:
«Habrá tal diversidad de opiniones y cismas entre la gente, entre los religiosos y entre el clero, que, si esos días no se acortaren, según las palabras del Evangelio, aun los escogidos serían inducidos a error, si no fuere que serán especialmente guiados, en medio de tan grande confusión, por la inmensa misericordia de Dios».
Cristo no está en la discusión que se va a observar en el Sínodo.
Cristo no está en la diversidad de opiniones y cismas que vendrán después del Sínodo.
No tomen partido por nadie en la Iglesia. Ninguno de ellos es de Cristo.
Cristo está en la Verdad, y sólo en la Verdad.
Y la única Verdad que hay que exigir a la Jerarquía es que excomulgue al hereje. Si no hacen esto, que se queden con sus opiniones, con su fe en la tradición y en el magisterio de la Iglesia. Se convierten en unos fariseos: tenéis la tradición y el magisterio y seguís a un hereje. No sois Iglesia por más que os vistáis de traje talar y celebréis una misa en latín.
No hay que estar ni con Burke ni con Bergoglio.
Hay que estar con Cristo. Hay que mirar sólo a Cristo. Los demás, que caigan en el engaño.
« ¡Ay de vosotros, pastores tibios, que no os esforzasteis por vivir en la Verdad, pues, fácilmente, seréis engañados!»: fácilmente engañados.
Cuando no se lucha por la verdad, entonces la vida es sólo aparentar que se sigue la verdad, pero obrando lo contrario a lo que se cree.
¡Gran tibieza es lo que se observa en toda la Jerarquía! Su mucha teología no les podrá salvar del engaño. Serán engañados en su teología.
No pierdan el tiempo con el Sínodo. Ya se sabe cómo va a acabar.
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