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viernes, 23 de octubre de 2015

MENSAJE DEL 26/MARZO/2009—ROSARIO DEL ÁNGEL DE ESPAÑA.

¿Mamá por qué me matas, que te he hecho yo?
La Virgen llora por estos crímenes.
  El Maestro Jesús
 LA MADRE La Madre del Divino Cordero, se hace presente para bendeciros a todos hijitos míos. En la Presencia de Dios os bendigo, os amo, os protejo y mimo a todo mi rebaño para conducirlo hacia las Moradas Celestiales o hacia el Reinado de María. Por tanto hijitos, seguirme, venir, seguir a vuestra Madre. En el Nombre del Santo-Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Que así sea. Amén.


 JESÚS SACRAMENTADO 
El Corazón Eucarístico, hoy representa a toda la Iglesia de Dios, a todos sus componentes, al Santo Padre que baño en mi Sangre y en mi Agua para que lleven una vida digna de fe, esperanza y caridad. Para que guarden el celibato y sean verdaderos hijos de Dios, los Apóstoles-seguidores del Crucificado. Bajo mi Manto, introduzco a todas esas hermanas-monjitas, para que lleven la enseñanza de Dios en la verdad, que no hierren en el camino y su vestir sea moderado. Y sus ademanes y virtudes sean las deseadas por el Crucificado, por vuestro Jesús. Os baño con mi Sangre y mi Agua, a todos los cristianos de la Tierra, a todos mis fieles, a todos mis consagrados y esos hijos que sin serlos, enseñan la Palabra de Dios, los conduce hacia Mí, dicen mi Palabra, dicen mis hechos. Con mi Sangre y mi Agua, baño a todos los pecadores del mundo para que se conviertan, a los infieles para que vean la verdadera verdad de Dios y se conviertan. Baño a las almas del Purgatorio. En estos días al Purgatorio bajo a derramar mi Sangre y mi Agua, para que sean aliviadas en sus penas y los hijos de la Tierra tengan caridad por ellas, como baño también a las que están perdidas para que vuelvan a Mí, que vengan a mi Justicia y por aquellas pobres que nadie se acuerdan, Jesús las baña dos veces por ser olvidadas. Baño con mi Sangre y mi Agua, a todos los renegados, a los que nada quieren con Dios, a los que me desprecian y me humillan, desobedecen o me tiran por Tierra Yo, los cubro con mi Sangre y mí Agua para que un día alcancen a ver la Luz de Dios, alcancen a ver la verdad de Dios y que Jesús, el que bajo a la Tierra un día y se sacrifico por todos, era el verdadero Mesías, el verdadero Hijo de Dios. Baño a todo ser humano y al mundo entero para que vengan hacia el Redil de este Pastor y podamos juntar todas las ovejas con un solo Pastor y un solo rebaño, para que podamos conseguir que un día haya solo una religión en la Tierra, un sólo Dios; la Religión del Padre, y un solo Dios, Dios Omnipotente. Yo, doy a mis hijos, al mundo lo más preciado que tengo, mi Sangre y mi Agua, pues ya la vida la os la dí hijos míos. Y en esa Sangre, en esa Agua os bendice hoy el Crucificado. En el Nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Que así sea por siempre. Amén. 
ÁNGEL CUSTODIO DE ESPAÑA El Ángel Español por la gracia de Dios, (se inclina hasta llegar la cabeza casi al suelo) se presenta ante ustedes acompañado del Coro Celestial de los Ángeles, y el Altar de España. Mis queridos amigos, compañeros, colaboradores os doy las gracias por acordaros, y por todo lo que hacéis de este Ángel, vuestro Ángel Español. Me gusta mucho el Rosario (que inauguramos) que con la ayuda del Maestro y de San Sebastián, se ha fabricado. Rezarlo con mucha devoción, analizar las palabras, gravarlas en el alma porque así recibiréis muchas gracias, y muchas bendiciones, puesto que casi todas las oraciones son del Maestro. Y algunas antiguas que no han perdido ese valor, esa gracia con la que se rezaba antiguamente. Yo os doy una bendición muy grande hoy para que seáis verdaderos penitentes de Dios, fieles seguidores del Ángel de España y sobretodo fieles seguidores de la Gran Reina de los ángeles. Y Ella en unión con el Cielo dice: qué derramara abundantes gracias y dones en este bendito Rosario dedicado a su Corte y en especial en un día Eucarístico cómo es el jueves dedicado a Jesús, su Hijo. Por lo tanto récemelo con devoción y amor, y sigamos siempre a esos Divinos Corazones, al Corazón de la Santísima Trinidad. El Ángel Español por la Gracia y Misericordia de Dios, qué concedió un Ángel a España para su salvación y su ayuda y permitió que fuera conocido, yo os bendigo en el Santo Nombre y Temor de Dios, en el Santo Nombre del Hijo, en el Santo Nombre del Espíritu Santo con la Reina de los Cielos y Corte Celestial. Amén. 

SAN GABRIEL Hoy voy hablar yo, porque estoy ahí presente detrás de esta hermana. Soy el Ángel Gabriel. El que anuncio a María, el que trajo la Buena Nueva, el que trajo la Divinidad del Cielo y la paz a todos los hombres para que fuera escuchada, y fuera creída. Yo siempre acompaño a la Reina de los Cielos y ayudo y protejo a todas sus ovejas, y ayudo y protejo a todos sus protectores, a todos sus ayudantes. Y os puedo decir, qué confiéis plenamente en esta Madre que jamás os fallara, jamás os dañara, jamás os perjudicara al revés esta Bella Madre sólo traerá gracias, dones, misericordia, esperanza, mucha esperanza en un mañana. Os traerá al Hijo en su seno, os traerá la Victoria Final, os traerá tantas cosas como el acercamiento a la Santísima Trinidad. Esta Gran Señora Ilustre, esta Gran Dama como no hay otra y vuestra madre, nuestra Señora escuchadla, mimarla, protegerla de todo daño que se le hace, defenderla cuando la atacan, cuando la tiran. Iluminarla, ponerla luz porque Ella necesita esa luz para iluminar al mundo. Flores, cómo le gusta las flores que los hijos de la tierra le ponen a la Reina de los ángeles. Ella las mira, las mima, las huele una a una y si no tiene olor Ella las perfuma con su presencia. Y como le gusta todas aquellas oraciones que le hacéis, esa pequeña, insignificante, sea grande no importa Ella en la cajita de cada uno de la vida, Ella va guardando, atesorando lo que cada uno le ofrece, lo que cada uno le da, lo que cada uno le regala. Y Ella guarda la cajita de cada uno hasta llegado el momento de vuestro Juicio, que Ella portara esa caja cómo Abogada Defensora. En estos días que la Madre se consume de dolor, cuando vuelve a recordar y a ver la Pasión de su Hijo, el sufrimiento y dolor de su Hijo por este mundo, a Ella le gusta que recordéis sus dolores, que recordéis sus agonías, que recordéis su cruz, pues Ella aunque no visible, aunque no se pueda tocar, Ella con el Hijo llevaba su propia cruz. Tras su hombro llevaba la cruz de todos los pecados de sus hijos que habían hecho que el Hijo sangrara y se destrozara de esa manera. Pues la Madre efectivamente cargaba también su cruz. Hijo y Madre fueron una unión perfecta en dolor, sufrimiento y redención; uno visible, el otro no, pero los dos con las mismas Llagas, los mismos dolores, las mismas roturas por dentro del Alma. Los Dos suplicando por lo mismo: por los hijos de la Tierra, y para que se abrieran las puertas del Cielo y el Padre-Celestial, se pusiera a bien con los hijos de la Tierra. Los Dos conservaron esa “Fe, esa paciencia y ese amor” hacia todos ustedes. Que favor le deben ustedes tan grande a Jesús y a la Gran Reina de los ángeles. Y para que contar lo que le debéis al Padre-Eterno que os mando al Hijo y a la Madre para vuestra purificación, para vuestra entrada en el Reino de los cielos. Cómo la queremos los ángeles y los ángeles puros, nobles que solo servimos para obedecer y adorar y amar a Dios y respetar al ser humano, y traer, trasportar la palabra Divina y llevar la vuestra no comprendemos cómo ustedes Obra Maestra de Dios, pueden hacerle tanto daño al que es y será Dios por siempre, por los siglos de los siglos. No entendemos ni comprendemos porqué hacen tanto daño, porque lo siguen negando, porqué lo desprecian y porque una generación tras otra siempre negáis a Dios con tanto cómo ha hecho, con tantos milagros, con tantas obras cómo hay en la Tierra de vuestro Padre-Celestial. Nunca entenderemos ni comprendemos porque el ser humano tan bello, tan digno y también creado sea tan retorcido, tan cruel y desobediente con su Propio Creador, con su Propio PadreCelestial. El Ángel Gabriel, acompañado de la Santísima Virgen María y el Coro Celestial de todos los ángeles, os bendice a sus pequeñas ovejitas, a las ovejitas de la Madre. En el Nombre del Todopoderoso-Padre, del hijo y del Espíritu Santo y Nuestra Señora. Amén.
 * Señor, yo humildemente me atrevo a pediros que bañéis también a los agonizantes y moribundos de esta noche y de todas las noches, que tanta necesidad tienen. Será Señor, que como le tengo tanto miedo a enfrentarme a la muerte; algunos santos decían que la separación del alma del cuerpo era como arrancarse una uña a lo vivo. Por favor… Muchas gracias mi queridísimo Maestro. 
MENSAJE DEL DÍA 19/ABRIL/2009 DADO A UNA HERMANA ELEGIDA POR DIOS EN EL BARRIO DEL PILAR

Os pido a ustedes, a los míos, besar mi Cruz de vez en cuando en ofrenda por el mundo y para calmar mi sed de hijos, de amor.  Domingo de la Divina Misericordia El Maestro Jesús Todo está preparado en este mundo en que vivís, para que atraviese la era de destrucción masiva para conquistar almas el maligno. Yo soy Dios, y sé eso lo que es, y representará en vosotros hijos míos. Qué dolor tan agudo produce eso a mi Corazón cansado de luchar por ustedes y sin que me escuchen y cambien. Un beso, un beso de amor necesito de vez en cuando para calmar mi Corazón dolorido. Esto es peor que cuando estaba pendiente de una cruz, fueron unas horas…, y después el descanso, pero este tormento de mi Corazón no se aplaca con nada. Os pido a ustedes, a los míos, besar mi Cruz de vez en cuando en ofrenda por el mundo y para calmar mi sed de hijos, de amor. Estoy tan necesitado de cariño que el sólo hecho que me beséis, que me améis un poquito, calma mi sed y mi Corazón por segundos, por minutos…, calma la inmensidad de mi dolor. También quiero deciros algo muy importante a mis hijos que me siguen: calmar mi dolor con vuestra mente sana, pensamientos limpios, sin engaños, sin tantas mentiras, ocuparos solo de servirme sin tantos complejos y vanidades, pues sois muy vanidosos. El alma limpia de toda atadura que os separe de Mí. Conquistar paso a paso mi Corazón y así antes de la lucha marcare vuestras casas con la señal del Crucificado para que el Ángel de la muerte pase de largo. Ya os iré diciendo que tenéis que hacer, pero manteneros limpios de corazón y de mente que sé que algunos de los que están Conmigo su mente no es clara ni su lengua. 


 LA MADRE DEL CIELOSoy María, vuestra Madre piadosa que tanto os quiere. Amamantar a mi Hijo cómo si fuera vuestro, mimarlo, cuidarlo y hacer sólo lo que Él os diga. También tengo necesidad de ustedes, pero si aman a mi Hijo, Yo estoy contenta, me siento feliz. ¡Pero que pena que el ser humano no se dé cuenta lo que está poniendo en peligro “su alma”! Seguir en la línea de la verdad que tanto os cuesta, pero que es la única que os llevara hasta nuestro Padre Celestial, pues ya está cansado de avisar y aguardar a que el hombre cambie, y da rienda suelta al maligno para que os provoque y podáis razonar a través de tantos desastres. Pero el hombre en vez de eso, el hombre se obstina en darle las espaldas a Dios y su verdad.

SAN SEBASTIÁN Hermanos míos, qué pena que no veáis lo que tenéis ya a las puertas y sólo por vuestra obstinación en el pecado, por vuestra rebeldía. Yo estoy al lado del Rey y la Reina y veo en que estando y dolor están, y conmigo todo el Cielo. Fijaros en que estado está el Padre cuando ve lo que se va a declarar en la Tierra eminentemente pronto. Estamos tan asustados, pues caerán tantísimas almas al Infierno y Dios dice: sólo tengo a ellos, a mis hijitos piadosos, dile hijo mío, que oren y se sacrifiquen en la verdad de Dios, siendo almas puras para ayudar a sus otros hermanos que no caigan en ese abismo de terror. ¿No os da pena en el estado que tenéis a vuestro Padre Creador? A nosotros si, y lucharemos hasta el final, y bajaremos una y otra vez para que ustedes recen y ayuden a esas almas negras, y aquellas que se creen limpias y en el fondo no lo están porque por su soberbia no ven los pecados que tienen. 


EL MAESTRO JESÚS Amantes hijos míos que aún me queréis, ayudarme a conquistar almas y a quitárselas a mi enemigo, el vuestro. Yo, manso y humilde de Corazón, en Presencia de mi querida Madre y este hijo querido San Sebastián, bendigo al mundo para que despierten de su letargo y vengan a Mí todos, pues a todos os necesito hijos. En el Nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. No olvidar mis ruegos por favor mis hijitos.

lunes, 19 de octubre de 2015

¿Crees que el Infierno Existe?
Parte 9 de 13
18
Visita al Centro del Infierno
15 DE JULIO DE 2011
10:00 HORAS
De nueva cuenta, empiezo a sentir ese gozo tan peculiar cuando llega Jesús y llega diciéndome:
Amada Mía, vamos de nuevo al Infierno, pues quiero que le digas al mundo que cada lugar que he permitido revelarte es para que sepan que el Infierno existe, y que tu ya lo has visto.
-Sí mi señor, así será.
Jesús y Yo bajamos al Infierno y llegamos a lo que Él llama el centro del Infierno.
También te digo que no te revelaré todo, pero sí te enseñare varios lugares.
Jesús me llevó a una celda que está en el centro del Infierno, nos paramos enfrente de la reja, adentro está una mujer muy bonita arriba de la reja estaban unas iniciales, “A. C.” cuando la mujer vio la Luz de Jesús, corrió hacia la reja para ver si alcanzaba a Jesús, pero no pudo alcanzarlo, entonces le pide y le suplica:
-sácame de aquí Señor, yo sé que tú eres Jesús, el Justo Juez.
-¿Señor, quién es esta mujer?, -le pregunté a Jesús-
Mira pequeña Mía, tú has leído la Biblia, tu dime ¿Que quieren decir estas iniciales A.C.?
-Sí, mi Señor, Antes de Cristo.
Pues bien, ésta mujer está desde hace más de dos mil años, mira sus vestimentas, son diferentes a como se visten hoy en día, ya todos rotos y llenos de hollín.
De pronto me asusté, pues la mujer empezó a jalar los barrotes de la cárcel y a gritar:
-Sácame de aquí Jesús, por piedad.
Jesús me dice:
Tranquila hija Mía
Jesús se dirige a la mujer y le dice:
Tú muy bien sabes porque te encuentras en este lugar.
-Sí Jesús, pero dame una oportunidad, Señor soy testigo de cuando dejaste salir a muchos del Paraíso, yo sé que Tú fuiste el que los salvó, te prometo Jesús que yo seré leal a tus principios, yo seré fiel a Ti Señor, pero sácame de aquí.
Después empezó a golpear los barrotes con desesperación y gritó nuevamente,
-¡sácame de aquí!, Jesús, Madre mía dile a tu Hijo Jesús, que me perdone, te imploro que me perdones, te lo suplico, -gritaba la mujer.-
De pronto su ropa se empezó a quemar y su carne se empezó a caer en pedazos hasta que quedó sólo el puro esqueleto, sus huesos todos negros, olía tan terriblemente horrible, a azufre, luego se volvió una anciana, y le empezó a suceder lo mismo, se empezó a quemar de nuevo hasta quedar en puras cenizas, ¡que horrible es todo esto!, después volvió a aparecer, de nuevo en esa mujer joven y bella, ¡hay Dios!, Jesús se volvió a dirigir a ella con palabras muy amorosas:
Tú sabías muy bien cuando tuviste vida en la Tierra, que tu comportamiento no era correcto, te dije de muchas maneras que cambiaras, que te arrepintieras, no cumpliste ni uno solo de los 10 mandamientos, pues muy bien los conociste, te invite a ser un instrumento muy importante; pero no, preferiste a Satanás, te convertiste en una bruja poderosa pero no por ti, pues el poder te lo dio Satanás, tú fuiste para otros una gran maestra y amaste más a las tinieblas que a Dios, y creíste más en el poder del enemigo que en el de Dios.
-Si Jesús pero ahora me arrepiento, ya pagué en todos estos siglos que tengo aquí viviendo y sufriendo por los tormentos de los demonios que vienen a diario, ya Señor sácame de aquí, reconozco que fui mala, pero estoy arrepentida, pues Satanás me engañó ¿Qué acaso eso no basta para que te des cuenta de que fui engañada?
Jesús, le dice:
Si te hubieras arrepentido con todo tu corazón, cuando Yo en tiempo te dije arrepiéntete y ven a Mí, tú me diste la espalda y seguiste al maligno, Mi Madre pedía a diario por ti y tú seguiste por el mal camino, el de la maldad, el de la ofensa grave a Dios, tú sabías muy bien lo que hacías y aun así te gano la avaricia, en el dinero, en el poder, pero lo peor que hiciste es sentirte más que Dios y lo maldijiste porque Él no te dio lo que Satanás te dio en vida sobre la Tierra, pero ahora te digo: Dios si cumple sus promesas y Satanás nunca las cumple ni las cumplirá, y sí, te engañó, ahora
sufre mujer los tormentos de los demonios por tus ofensas y tus pecados y lo siento, tú ya fuiste Juzgada y nunca te podré sacar de aquí.
Nuevamente intentó alcanzar a Jesús, pero no pudo, de pronto empezó a transformarse en una víbora muy grande, enseñaba sus colmillos y le empezaron a salir cuernos, se arrastra en el espacio de la cárcel, sacaba una lengua muy larga, se lanzaba sobre nosotros como si quisiera mordernos, sólo que no cabía por los barrotes; de pronto Satanás se aparece dentro de la cárcel y empezó a golpear a la serpiente y le gritó:
-¡no vuelvas a imitarme!, ilusa, torpe…
Inmediatamente se empezó a convertir en una mujer vieja, toda arrugada y fea y empezó a golpearla, a torturarla y advertirle:
-no puedes convertirte en mi forma, yo soy único, -le gritaba-,
-¡Santo Dios!, me dije
Satanás volteaba para todos lados como si sintiera que alguien estaba ahí, pero nunca pudo vernos, la mujer gritaba:
-perdón Satanás, perdón,
-pues alábame -le decía Satanás-, arrodíllate frente a mí y la insultaba con palabras altisonantes.
-pobre mujer.
María de la Cruz, ya es suficiente, ahora sigamos caminando, pues más adelante te mostrare, otra cárcel.
Yo seguía pensando, pobre de ésta mujer más de 2000 años encerrada en ese lugar, atormentada, no, no yo no quiero venir al Infierno, me dije a mi misma, cumpliré los Diez Mandamientos, Jesús que conoce mis pensamientos me dice:
Así debe ser hija Mía.
-Se me olvida que Tú escuchas mi interior, pues Tú conoces todos los corazones, perdón Jesús te pido, pues yo también me arrepiento de lo que he sido y mira ahora que dicha de estar Contigo, qué inmerecida soy de tus revelaciones, pero por ello Jesús gracias.
Llegamos a otra cárcel y lo primero que observé es a un hombre dentro. Jesús me dice:
Este hombre está ciego. ¡Oh!, pobre.
De pronto, se oye un aleteo muy fuerte que pasó a un lado de nosotros, es un demonio muy grande color gris obscuro, el demonio entró en la cárcel y empezó a lanzar al hombre hacia arriba y formando un torbellino empezó a dar vueltas el esqueleto de ese hombre, el demonio lo azotó contra el suelo y empezó a arder su cuerpo, grandes llamaradas se veían y también como a otros empezó a quemarse su carne cayendo en pedazos el olor es horrible, casi insoportable, el demonio se burla de esa alma y le dice:
-qué bueno que estás ciego, para que no veas quien te avienta, pues yo soy tu señor de tormentos, clama a Satanás anda…
-pues, yo te ordeno que le preguntes a él ¿en dónde está todo lo que me prometió?, ¿en dónde está mi reino y donde está la vida que me regalaría eternamente?
-Iluso -le dijo el demonio- y ¿todavía crees que te va a dar esos premios?
-pues sí, dile que me cumpla como yo le cumplí, yo creí en él ciegamente.
-Pues que ingenuo, él nunca te dará nada, éste es tu reino ¿que no lo ves?
-¡hay! claro que no lo ves… ja, ja, ja… pues estás ciego, ja, ja, ja, ja.
El demonio sale de la celda todavía riéndose de la pobre alma y amenazándolo
-al rato vengo.
El alma sintió la presencia de Jesús, y le dice:
-Jesús, siento que estás aquí presente, porque estoy sintiendo un poquito de paz en el ambiente de éste lugar, yo sé que fui un brujo imprudente, que te herí tu corazón, que te ofendí lo reconozco, yo sé que abuce de la gente con todas las cosas que yo les vendía, mis menjurjes, mis fetiches, mis ajos, mis cuarzos, mis perfumes, todo lo que utilicé para mis conjuros, me arrepiento pues abusé de la gente, de su dinero, quería mucho dinero para vivir bien; pero ahora lo sé, ¿de qué sirvió todo eso si ofendí a un Dios tan bueno y seguí a un Dios falso?, que tristeza que hasta ahora sienta tanto arrepentimiento, pues el demonio que me atormenta, que me avienta y me prende en ese fuego que quema tremendamente, no deja de hacerlo jamás; por favor Jesús escúchame, ten piedad de mí, perdóname y sácame de aquí, yo voy a donde Tú quieras adonde me digas que vaya, dame otra oportunidad de vivir para ahora dedicarme a hacerle el bien a las personas, por favor, sácame de aquí. Señor Jesús siento sed.
Jesús le dice:
“Yo también un día tuve sed y me dieron vinagre, ahora tú sientes lo mismo que Yo sentí en Mi agonía; pero ya es muy tarde, no puedo ayudarte”.
Jesús me toma de su mano y me dice:
“Vámonos de aquí”
Cuando estábamos por retirarnos de esa cárcel veo el rostro de Jesús llorando, pero no le dije nada, solo pensé ¿cómo consolarle?, Jesús me dice:
Con tus buenas obras, pidiendo, orando, comulgando, por la salvación de las almas, para poder darles Misericordia y sean salvos.
      Todos los brujos, hechiceros, astrólogos, idólatras de otros Dioses, todo aquel que ofenda de esta manera a Yahvé, a todos los que siguen a Satanás, les esperan estas cárceles de fuego, sufrirán y vivirán encarcelados eternamente como éste ciego, también así se quemaran sus carnes y desprenderán y sentirán todo esto, por creer en el terrible premio que les da Satanás, por no creer en el Dios verdadero Yahvé.
Jesús me lleva a otra cárcel, también ahí hay un hombre; pero éste está todo engusanado, olía a carne podrida y azufre, el hombre cada vez que intentaba quitarse los gusanos de su cuerpo, le salían y se arrastraban más por todos lados de su cuerpo, Jesús me dice:
Observa bien, porque ésta alma es muda.
-¡Por Dios!, ¡qué asco!
El alma desesperadamente empieza a manotear y sin poder gritar, pero Jesús conoce los pensamientos de todos, ahora le dice:
Tú en vida hablaste mal de Mi Padre de Mi Madre y de Mí, ahora silenciosamente pides ayuda, con tu boca blasfemaste, heriste, ofendiste a cuantos se pusieron en frente de ti, odiaste, tu escuchaste la Palabra de Dios y no creíste, te burlaste de ella, también te recuerdo que tú mentiste toda tu vida y ahora que quedaste mudo suplicas manoteando que te ayude, que te perdone, ya es muy tarde no puedo sacarte de aquí y vivirás eternamente viviendo aquí. Pequeña ahora observa;
El hombre empezó a levantar su mano empuñada, la apariencia de su rostro se mostraba muy enojado, lanzaba puñetazos, como haciendo señales, Jesús me dice:
Este ya empezó a maldecir de nuevo, vámonos de aquí es por demás, todavía sufren y no se arrepienten de verdad. Ahora María de la Cruz ¿Te das cuenta de que aun estando en el Infierno sufriendo, las almas no se arrepienten de verdad?, algunos son vanos, otros falsos, otros siguen ofendiendo como ésta alma.
Jesús me dice:
Que se escriba con letras mayúsculas esto que te voy a revelar:
-Sí mi Señor.
“VENGAN TODOS LOS QUE QUIERAN EN POS DE MI, PORQUE EL QUE MUERA POR MI CAUSA YA TIENE GANADO EL CIELO; PUES YO LOS LIBRARÉ DE VIVIR EN EL INFIERNO, PERO PARA ESTO DEBERÁN DE VIVIR SIN PECADO, PORQUE NADIE ENTRA AL REINO DE LOS CIELOS SI TIENE UN MÍNIMO DE PECADO”.
Ahora caminemos de nuevo para que veas otra cárcel.
Al llegar a la otra cárcel, vi a un hombre todo enroscado, estaba tirado en el suelo, esa alma era toda de color negro, también descubrí que le faltaba una mano, parte de su cuerpo, la mitad de
una pierna y tenía un solo ojo; de repente aparecían llamas que subían y bajaban alrededor de su cuerpo, y gritaba:
- ¡hay me quemo!, cuando bajaba el fuego, salían gusanos de su esqueleto y luego se volvían a meter, como si supieran que las llamas vuelven a crecer, ¡que horrible!, Jesús me dice:
Mirad hija Mía, ésta alma en vida mató a muchas personas, no le importaron sus edades, por eso su cuerpo está incompleto, pues él terminó muriendo de la misma manera, lo ultrajaron, le quitaron parte de su cuerpo y así como lo vez, fue enterrado su cuerpo; pero su alma por sus múltiples pecados entró al Infierno, hasta hoy en día este hombre no se ha arrepentido, el piensa que todavía está vivo, cuando vienen los demonios a atormentarlo, él se pelea con ellos y piensa que sigue matando a las personas.
Enseguida llegan un montón de demonios, y lo empiezan a acuchillar, el hombre les grita:
-¡De uno por uno no sean montoneros!, yo los mataré porque soy muy hombre.
Pero las cosas se empezaron a tornar diferentes, pues los demonios lo amarraron y yo sentía lo que estaban haciéndole, le quitaron un ojo y el gritaba:
-¡no por favor no me hagan esto!
le cortaron parte de su cuerpo, y gritaba más fuerte:
-¡hay!... ¡me duele!,
y así, todo lo que él hizo se lo están haciendo, todo el tiempo de día y de noche, ni modo, éste es el premio del rey de la mentira, esto es lo que en verdad viven las almas en el Infierno.
Seguimos caminando a otra de las cárceles y adentro de ella estaba otra mujer no muy vieja, se quitaba los gusanos que salín de los hoyos de sus huesos, ¡Qué asco!, la mujer que estaba sentada en el piso se levanta y exclama:
-¡ha! ya llegaste buen Jesús, se arrodilla y le dice perdóname de mis pecados, por favor Jesús dame tantita agua de tu costado por favor, tengo sed.
Todo su esqueleto empezó a temblar.
-Yo sé que estás aquí Jesús; porque no hay otra Luz igual, es única, por piedad Señor ten Misericordia de mí, ayúdame a salir de aquí, tengo sed, dadme aunque sea una gotita de agua, una gota dame de beber, por favor.
Jesús le dice:
Cuando tu viviste en la Tierra adoraste a otros Dioses, a los falsos Dioses, en una palabra, idolatraste, tu nunca creíste en los Evangelios, yo mandé a tu Tierra en donde vivías a predicadores y no los escuchaste y ahora le pides a tus Dioses que te salven del Infierno, ¿que todavía no te das cuenta que son falsos tus Dioses?, en todos estos años que llevas aquí, ¿ni siquiera han venido a visitarte?
-no, nadie más que Tú.
      “Porque Yo soy la Verdad y el Camino, y tú nunca quisiste reconocer al verdadero Dios Yahvé, y Yo soy el Hijo de Dios, aquel que Murió en la Cruz por todos los pecadores”
-y yo que no quise reconocerte,- dijo la mujer-, ahora entiendo que me equivoqué todo el tiempo en la religión; pero perdóname fui una ignorante, una ingenua, me deje llevar por los guías de otra religión, que tristeza, no fue correcto lo que hice; pero ahora me arrepiento, por favor, te imploro que me perdones. Tú sálvame ahora, sálvame, llévame contigo.
-Ya es muy tarde.
Las llamas de la cárcel empezaron a calentar más y más ese lugar,
-por favor Jesús sácame de aquí, ¡no!, ¡que ya no me queme este fuego!, me arde toda mi carne, por favor, ¡piedad!, ¡piedad!, !sáquenme de aquí!
Ahora quiero decirte María de la Cruz, que José escriba en éste libro:
El que lo lea dígale a su familia, a sus amigos, a sus vecinos: que todo aquel que no haya sido bautizado, que no creyó en Yahvé, que lo ofendió gravemente, que no se arrepintió de corazón, que no cumplió con los Diez Mandamientos de Dios, quien se guío por la astrología, los brujos, el ocultismo, los que tuvieron vicios graves, los que adoraron a otros Dioses e idolatraron y de cada ejemplo que te he revelado para escribir este libro, todo el que no crea en Mí en su Jesús, y en Mi Madre, etc., les pasará lo mismo después de su Juicio Personal Conmigo. Todavía les doy la oportunidad de arrepentirse, porque los sigo amando hasta el extremo, no se les olvide; porque después Me pedirán Misericordia.                                          
19
Los Cuernos que salen del Infierno
11 DE JULIO DE 2011
10:50
Ahora vamos a otro espacio del Infierno, pasamos por otro túnel hasta llegar a otro espacio de Tierra, ahí hay una casa de dos pisos, toda vieja con árboles ya sin vida, el pasto quemado, todo triste, Jesús me acerca para que yo observe todo lo que pasa dentro y fuera de esa casa tan misteriosa, me asomé por una ventana que todavía tenía vidrios y empecé a ver muchas figuras de demonios con cara de calaveras, moviéndose de un lado para el otro, por la puerta toda casi cayéndose de tan vieja entraban demonios con la cara de calavera, caras de muerte, en sus esqueléticas manos traían una guadaña.
-¡Hay Jesús!, ¿qué hacen estos demonios?,
“Mirad María de la Cruz”,
Entonces aparece un hombre muy grande, como si fuera un luchador pues su musculatura y su cuerpo es como ellos, todo era de color gris casi llegando a negro, su cuerpo no es de piel como la nuestra no, tenía como escamas, también su cabeza es muy grande tan grande que casi se doblan sus rodillas de tanto peso, sus patas son como las de los cerdos, su cara es muy ancha como deformada y no tenía ojos como los cráneos en los que se ven los huecos donde van los ojos y la nariz, de pronto empezaron a crecerle cuernos y de los cuernos otros cuernos y otros y otros y crecían y crecían hasta que ya no alcancé a ver hasta donde llegarían, Jesús me dice:
“Estos cuernos saldrán a la Tierra”
El hombre empezó a dar pasos y cada paso que daba se sentía que retumba todo el lugar de tan grande y pesado.
Jesús me vuelve a decir:
Observa lo que te voy a mostrar.
Mis ojos empezaron a ver el final de los cuernos, éstos estaban en muchos lugares, en las casas, templos, oficinas, cines, centros comerciales, bares, etc., por sobre toda la Tierra; de los cuernos salían demonios que invitaban a pecar a todos los hombres, a invitarlos al suicidio a caer en las redes de Satanás. Luego me dice Jesús:
“Ésta es la Gran guerra espiritual, el bien contra el mal”.
Una nube estaba arriba de los cuernos de donde siguen saliendo demonios. A todos estos seres de maldad no los quiere ver Dios, Jesús me permite ver en este momento, como algunos Países y Ciudades se destruyen por el demonio, en pequeñas guerras, que traen como consecuencia el odio, el rencor, el resentimiento, la perdición de su alma.
Dice Jesús:
De igual forma, todo esto está sucediendo en la Tierra, pues esto fue, es y será, los hombres ahora son envanecidos amándose solo a sí mismos, pero no aman a Dios, pues la maldad de Satanás está ganando terreno sobre Mis hijos; pero eso es lo que él cree, porque un día vendré de nuevo a poner orden en esta Tierra y Yo, su Jesús someteré a todos los demonios y los arrojaré al río del fuego del Infierno, también te digo hija Mía, que si los hombres siguen amando más su dinero, sus casas, sus Tierras, sus bienes más que a Mí, mejor sigan éste consejo “ARREPIÉNTANSE”, Pues Yo no consiento que adoren al demonio en lugar que a Dios.
Ahora observa:                                                  
Los cuernos del hombre de pronto se hacían viejos y desaparecían, pero luego empezaban a salir nuevos y así sucesivamente. Jesús me muestra como los cuernos en la Tierra, destruyen lugares, casas, para que muera la gente en pecado para ganar sus almas, ahora veo como los cuernos crecen más altos hasta el cielo.
Jesús me dice:
Observa hija Mía, cuando los cuernos llegan hasta el cielo es cuando las ciudades están en guerra y en otros lugares levantarán nuevos reinos, en la guerra hay muchos muertos pues estos demonios provocan la muerte antes de tiempo.
Después de unos segundos los cuernos del hombre vuelven adentro del Infierno.
Me dice Jesús:
Ahora te mostraré qué hacen algunos demonios que estaban dentro de los cuernos.
Pude ver entonces a los demonios que empezaban a pelearse unos contra otros.
Jesús me dice:
Éste es el momento en que los hombres se pelean en la guerra y encienden el fuego en la Tierra, cuando ven que ya los hombres están muy encendidos los demonios los abandonan para que entre ellos mismos se destruyan.
Jesús me muestra cómo esos demonios se van a los mares y se suben a algunos barcos, los demonios empiezan a formar olas grandes para sumergir o hundir a esos barcos y matar a la gente que está dentro, veo un barco que cuando lo sumergen dentro del mar, lo clavan en un espacio de la Tierra y los demonios empiezan de nuevo a pelear entre ellos, pues pelean por las almas que salen de los cuerpos, ¡qué horrible es todo esto!, las almas asustadas no sabían que estaba sucediendo, y corrían de un lado para el otro del barco hundido, pero algunas se preguntaban:
-¿Porque están tirados nuestros cuerpos?, de pronto los demonios salieron del mar, como si alguien les hubiera llamado, pero no, estaban observando a los aviones que van al combate a la guerra, los demonios se voltean a ver, pues ellos se comunican mentalmente, pero Jesús me deja escuchar sus pensamientos, uno decía:
-Ji, ji, ji, ji, otras presas para nosotros, vamos a tumbar esos aviones y que caigan con los que van adentro,
Así lo hicieron con algunos aviones, ya estando el aparato en el suelo vuelan los demonios hasta donde están los cuerpos y vuelven a pelearse por las almas que están fuera de los cuerpos muertos. De pronto todo empezó a desaparecer de mi vista y Jesús me dice:
Hija Mía, ¿ahora ya no ves nada verdad?,
-no Señor, ¿qué pasaría?,
Yo te explicaré, ya no pudiste ver más porque las almas se fueron a su Juicio personal Conmigo.
-¡Ah!, ahora comprendo mi Jesús,
Ahora Jesús me dice:
Ya es tiempo de irnos.
Jesús me toma de la mano y como un suspiro salimos del segundo nivel del Infierno. Cuando regresamos de nuevo a la Tierra, yo le digo a Jesús:
-Todo lo que me has revelado yo me comprometo a decirlo al mundo y como Tú dijiste:
JESÚS ES NUESTRO JUEZ Y ESTA DISPUESTO A PERDONARNOS, SOLO TE PIDO HERMANO ¡ARREPIÉNTETE CON TODO TU CORAZÓN!.
20
Rio de fuego hasta la segunda venida
18 de febrero de 2011
10:00
En éste día me preparo espiritualmente desde temprana hora, pues siento muy fuerte la presencia de nuestro Señor Jesucristo, empiezo a darle Gloria a Dios y le doy gracias por todo, por fijarse en sus instrumentos, pues no soy digna de ser escogida por Él, me siento alagada y a la vez emocionada, ésta paz que me hace sentir mi Jesús es incomparable, me lleno de amor y de confianza en Jesucristo y en María nuestra Madre y confieso que esta confianza yo antes no la tenía, por ello le pido perdón a Dios y sé que ya me perdonó, yo sé que Jesús ha cambiado mi vida, tocó mi corazón, Él quiere seguirme enseñando sus caminos, pues un día Jesús me llamó y lo escuché, y me entregué a Él diciéndole Sí, Si Jesús, quiero ser tuya y Él también me escuchó y me aceptó tal y como yo soy, me ha enseñado a amarme y de esa manera puedo amar a los demás. Ahora llega Jesús,
      Mi pequeña María de la Cruz, ¿estás preparada para ver otro lugar?
-Sí mi Señor.
Sentía que mis venas brincaban de gozo al llegar Jesús mi Señor, y como siempre me dice:
      No tengas miedo, pues hoy te mostraré algo muy importante del Infierno, algo que acontecerá después, hasta Mi segunda venida a la Tierra, y tú pequeña Mía junto con Mi pequeño José lo veréis.
Ahora me lleva Jesús de nuevo al Infierno, entramos de nuevo por la quijada del Infierno, de pronto llegamos a un lugar como si fuera un campo con el pasto quemado, Jesús me dice:
En medio de este lugar está el río de fuego, es el lugar más terrible de castigo, pues aquí enviaré a Satanás y a todos sus seguidores, gobernadores; principados, legiones, huestes y hasta a los ángeles caídos que le sirven a Satanás, es el lugar de su castigo, aquí ellos sentirán todos los tormentos que ellos mismos hicieron a Mis hijos y los enviaré mil años castigados. Un día Mi Padre le dio a escoger a Satanás sígueme sirviendo a Mí y no a Lucifer; pero Satanás también se reveló contra Dios y Satanás se convirtió en el padre de las mentiras, de la maldad y del pecado, pues él es el autor principal de la perdición de las almas.
Volteé a ver a Jesús y Él estaba llorando, guardó silencio por un momento y luego me dice:
      Mi pequeña, si vieras cuanto Me duele ver sufrir a Mis hijos en el Infierno, Yo sufrí burlas, Me flagelaron, Me humillaron, Me escupieron, Me pusieron una corona de espinas, cargué una Cruz muy pesada y en la Cruz Morí por ustedes, por el Perdón de sus pecados y para ofrecerles la Vida Eterna en los Cielos; pero aun así, Satanás los convence; pues Mis hijos del mundo vuelven a pecar, ¿Acaso querrán pasar por Mi Viacrucis para ganarse el reino de Mi Padre?, muchas veces hija Mía te he escuchado decir en tus plegarias una frase muy importante que te iluminó el Espíritu Santo, también invítales a Mis hijos a que la reciten: “JESÚS, PERONA MIS PECADOS Y LOS DEL MUNDO ENTERO Y QUE NO SEA EN BALDE TU MUERTE DE CRUZ, PARA SALVARNOS”, Yo no deseo la condenación de Mis hijos, Mi Padre no hizo el Infierno, Lucifer lo hizo, Mí pequeñita, Yo los amo con todo Mi Corazón, en verdad os digo que deseo la salvación de todos los hombres, deseo perdonarlos.
Jesús volvió a llorar y yo junto con Él pues trataba de consolarlo, me abrazó tiernamente para no sentirme triste. Jesús me regresa de nuevo a mi lugar de origen, mi espíritu estuvo casi tres horas fuera de mi cuerpo, Jesús me dice:
No puede tu espíritu estar más de tres horas fuera de tu cuerpo.
Yo le agradezco a Dios Padre, a mi Señor Jesucristo y a mi Madre la Virgen María de darme tantas revelaciones, José y María de la Cruz seremos obedientes a los deseos de nuestra Madre y Jesús, nosotros no somos dignos de estar en su presencia, pero sí de algún modo podemos servirle a los Cielos, estamos dispuestos siempre para cumplir los deseos de mi Padre Celestial, de mi Señor Jesucristo y de mi Madre la siempre Virgen María. Amén, Amén Amen.
21
La Semilla del Mal de Satanás
28 DE FEBRERO DE 2011
13:40 HRS.
En este momento, empiezo a sentir un movimiento muy fuerte en todo mi cuerpo, sé que el Espíritu de Dios entra en mí, es una gran felicidad que embarga todo mi ser, cuando el Espíritu Santo entra en mí es muy fuerte y es un gozo maravilloso que no lo puedo describir, de pronto, veo a Jesús sonriente que yo misma no puedo evitar también sonreír, me abrazo de mi Señor Jesucristo y me arrodillo ante Él diciendo, Gloria, Gloria a Ti mi Jesús, mi Rey, mi Juez, yo tengo mi fe, y mi confianza puestas en Ti Jesús, yo sé que todo va a estar bien, ¿verdad Señor?
Sí Mi pequeña, porque tú y José creen en Mí, desde que nacieron Yo he estado al pendiente de ustedes, no tengan miedo, pues el justo tendrá justicia, el injusto tendrá su castigo.
-Gracias mi Señor por tu Misericordia.
Jesús me toma con gran ternura y me levanta con sus delicadas manos,
-¡Oh! -lo digo con tristeza-,
Todavía se notan las cicatrices de los clavos a la altura de sus muñecas, no es como lo he visto en los dibujos de los cuadros, o en los bultos de las Iglesias en los que los clavos están en las palmas de las manos; al escuchar su voz, es tan suave que se siente una gran paz y a la misma vez siento como late mi corazón con tanta fuerza, que parece que el amor se desborda como cuando los mares se salen de su cauce, hubo un pequeño espacio de silencio, después Jesús me dice:
      María de la Cruz, quiero llevarte hoy a la montaña más grande de la Tierra.
Sí mi Señor, soy tu sierva.
Entonces me sube en una nube con dos Ángeles custodios, son tan grandes y tan hermosos, fuimos a la montaña más alta de la Tierra y estando en la cumbre me dice Jesús:
“Ahora mirad Mi pequeña”
Estando aquí puedo ver miles de demonios,
Dice mi Señor:
Son las huestes al asecho de las almas de los hombres.
Son horribles, unas más grandes que otras son como las gárgolas que a veces se ven en las películas o en la televisión, todas de color negro con gris rata, en sus garras traen algo, Jesús me dice:
Esa es la semilla de Satanás, es la maldad, es el pecado, Satanás les ordena a los Gobernadores, Principados, Duques, legiones o huestes, violar la Ley de Dios, los Diez Mandamientos y Leviatán se encarga de hacerlos caer en los siete pecados capitales, ahora mirad bien Mi pequeña, ¿ves a ese hombre con un traje militar?, es un Capitán,
-Si mi Señor,
Pues mira cómo se acerca la hueste a ponerle la semilla del mal, en espíritu entra el demonio a su mente y deja la semilla maligna,
-¡Oh! qué horror!,
Pero ahora veras sus efectos.
El hombre empieza a dar órdenes a un subordinado, le ordena con mucha soberbia, con enojo y prepotencia:
-¡Ve a buscar al general para matarlo!
Pero no nada más queda ahí, pues empiezan a fluir los pecados, la envidia, la avaricia, el poder, así es como trabaja el enemigo, pero aquí se implican a tres personas, el Capitán, el subordinado y el General, entonces la semilla se ha ramificado, también te revelo hija Mía, que desde el momento del bautizo de Mis hijos, se designa a un Ángel encargado de imponer la Semilla de Dios, la Semilla del bien, también se impone en Mis hijos para hacerla germinar, más sin embargo, la voluntad del hombre con su libre albedrío, escoge su camino, o irse por los caminos que llevan a Dios o el camino que los lleva al enemigo.
-Mi Jesús, ¿habrá alguna manera de poder rescatar esas almas?
Mi pequeña, los hombres son tan tercos, necios, tan incrédulos, además todo lo quieren fácil, también la flojera los ha hecho caer en el pecado y no hacen nada por ellos mismos, no se arrepienten. Oren por la salvación de las almas, oren por los que murieron y por los que van a morir, comulguen por los que no lo hicieron ni creyeron, vayan a Misa, escúchenla con devoción por los que no fueron ni la escucharon con respeto, comulguen por los que no pueden comulgar, pidan perdón por todos los que me ofendieron, por todos Mis hijos del mundo entero, hagan horas de reparación, por todas sus necesidades. Quiero que sepan todos los que lean este libro: “LOS CAMINOS DEL SEÑOR SON ESCABROSOS, NO SON FÁCILES, SON ESTRECHOS, PUES EL CIELO HAY QUE GANÁRSELO, CON SU ESFUERZO, CON AMOR, CON SU TRABAJO, ES AMAR A DIOS POR SOBRE TODAS LAS COSAS Y CUMPLIR LOS MANDAMIENTOS”; pero mira como ejemplo a este Capitán, le hizo caso al innombrable, él pecó, el subordinado por obediencia a su superior pecó al matar, y el General al morir por ende tenía pecados, aquí tres almas se están perdiendo y ¿Quién ganó a final de cuentas?, Satanás, pues él logró que cayeran en el pecado. Ahora bien Mi pequeña, que José lo escriba en su libro, y se lo dé a conocer al mundo.
Esta revelación es tan importante; hermanos no olviden nunca que todavía es tiempo de convertirse, y esta frase nos da hoy Nuestro Señor Jesucristo:
“YO SOY SU JESÚS, SU ESPERANZA DE SALVACIÓN ETERNA; Y SOY EL CONSUELO DE LAS ALMAS”, Amén, Amén, amén.